7/5/08

Es verdad que en las aulas existe la negociación. Muy estudiado está el tema y hoy lo confirmé con mis alumnos.
Entro a tercer año y me encaran antes de saludar: Profe... por favor, le tenemos que pedir un favor. A ver, diganme, contesté. Lo escuchamos muy calladitos los primeros cuarenta minutos si en los segundos cuarenta nos deja estudiar literatura. Antes de que acepte (ya había aceptado, me quedaban cuarenta minutos para quedarme en el banco leyendo en silencio mientras ellos leían) les pregunté qué tenían que estudiar. Cortázar profe. ¿Se copa? Hagamos algo, les digo. Las dos horas repasan literatura conmigo aunque no sea mi materia. Así es como estuvimos las dos horas repasando a Cortázar y esbozamos algunas interpretaciones de sus textos. Después me aplaudieron porque no se imaginaban que sabía tanto de tantas cosas. Pensé para mis adentros: cuánta manipulación se puede hacer con los pibes, cualquiera les habla con un poquito de autoridad y se creen que uno sabe mucho sobre eso.
Más tarde en la sala de profesores me habló la profesora de literatura: Fernando, antes que nada muchas gracias. Los pibes se quedaron fascinados con vos, no podían creer como dejaste todo lo tuyo y los ayudaste con esto que era tan difícil para ellos. Uno de ellos me llamó aparte y me dijo que eras un genio. Mercedes querida, le digo, les pagué para que hablen bien de mí a cada uno que entra. Es nuestro secreto.

Siempre son buenas las caricias.

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