16/6/08

Hace varios años unos videntes profetizaron la muerte en poco tiempo de Borges. Él contestó que no se equivocaron, ya que todos morimos. Y con respecto al tiempo, bueno, el tiempo es relativo, quién sabe cuánto es poco y cuánto es mucho.

Toda mi vida a girado en torno a la pregunta por el sentido de la existencia. Acaso el sentimiento trágico me había invadido. Vivía sabiendo que moriría. Esta certeza es la única en medio de tantas incertidumbres. Esta certeza me ha cambiado para siempre. Temo no encontrar sentido perdiendo el tiempo buscándolo. Acaso para eso he sido arrojado como una saeta a este mundo. Sólo Dios (lo habrá) lo sabe.


"Existe un solo problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio. Juzgar si la vida merece o no merece ser vivida es responder a la cuestión fundamental de la filosofía. Lo demás, por ejemplo, si el mundo tiene tres dimensiones, si el espíritu tiene nueve o doce categorías, son cuestiones secundarias. Son un juego. Antes hay que responder... Yo nunca he visto morir a un hombre por defender el argumento ontológico. Galileo, a pesar de que había descubierto una verdad importante, abjuró de ella muy fácilmente apenas vio en peligro su vida. En cierto sentido hizo bien. La verdad es que esta verdad no merecía que aceptase la hoguera. Es completamente indiferente cuál de estos dos, la tierra o el sol, es el que gira alrededor del otro. Se trata de una cuestión realmente fútil. Pero veo por el contrario que muchas personas mueren porque juzgan que la vida no es ya digna de ser vivida. Y paradójicamente veo a otros que se hacen matar por ciertas ideas —o ilusiones— que constituyen su razón de vivir (lo que se llama una razón para vivir constituye al mismo tiempo una óptima razón para morir). Por tanto pienso que el sentido de la vida es la cuestión más urgente."

Albert Camus

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