"En El Cairo uno entra en una tienda y le ofrecen, inmediatamente, café, té, vino, frutas... Luego le dicen: "¡Bienvenido a Egipto!". Después, cuando pregunta el precio, con toda cortesía le advierten: "¡No señor! ¡Es un regalo!". Pero se sobreentiende que esto es una convención y que no es un regalo que se deba aceptar. En seguida viene el regateo, que puede durar media hora o tres cuarto de hora. Uno ofrece cinco y ellos piden veinticinco y todo eso para que, finalmente, el precio quede en diez. Y es una maravilla porque si uno no compra nada igual son muy corteses. [...] Ellos no han descubierto el mate, pero igual han encontrado una manera, casi más simpática, de perder el tiempo."
Borges hablando después de pasar una semana en Egipto
25/6/08
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